miércoles, 14 de diciembre de 2011

Anhelo, sueño, deseo.

Anhelo el olor de la nieve en invierno, sueño con una taza de té junto al fuego crepitante de la chimenea, mientras leo un buen libro. Deseo ese momento, un sólo instante donde sólo una sonrisa es lo más importante.

miércoles, 12 de octubre de 2011

EPITAFIO Nº 1

"Una sombra caería sobre toda la región; una sombra que crecía y crecía y que oscura y fría se extendía ya sobre la gran ciudad. (...) Los hombres grises recorrían incansables la ciudad. Se les veía y no se les veía (...) cada día eran más" MOMO, Michael Ende.

No quiero volverme gris. Hoy lo he sentido dentro de mí, el vacío absoluto, como el calor que permanece en los asientos durante unos minutos, recordando el cuerpo ausente. Como el fantasma de un miembro amputado. Un vacío que ha crispado mi rostro como el dolor más intenso , el dolor de un sueño perdido.

Hace unas semanas que ese dolor se había hecho patente. Fue como si alguien hubiera apretado un interruptor y entonces, lo sentí. Sentí que ya no era capaz de escribir, que había muerto una parte de mí. La tristeza me poseyó, mi sueño se había desvanecido. Ese día decidí cerrar este blog. Ya no tenía nada más que decir, era incapaz de volver a escribir.

Hoy he vuelto a sentir el "click" del interruptor y he sido consciente de la verdad. No puedo escribir porque he perdido la imaginación. Ya no veo el alma de las cosas. Mis fotos ahora no son más que el reflejo de la carcasa exterior de los objetos. Ya no veo la danza de las hojas caídas, sólo el remolino de las hojas secas movidas por el viento.

Ha venido el hombre de gris y me ha dejado un frío intenso.

Sin embargo, aún mantengo la esperanza. He reconocido la ausencia y al hacerlo algo se ha agitado en mi interior, como una pequeña chispa que me ha revelado que aún existe el color. Espero recuperar mi imaginación, mi sueño, mi ser.

El pequeño vampiro permanece acurrucado en un pequeño rincón, temblando asustado.

Lucharé por devolverle el color.

sábado, 17 de septiembre de 2011

¿Has escuchado alguna vez a una guitarra llorar?

Una nota aguda, limpia, tan triste que desgarra el silencio.
Como un grito en mitad de la noche. Es el dolor que siente mi corazón.

Sólo, roto, perdido en un rincón.

No quedan ya más lágrimas que derramar.

domingo, 11 de septiembre de 2011

¿Quién dice que las hojas de los árboles son verdes?.

Se levantó una mañana y una amplia sonrisa se dibujó en su rostro: un pequeño almendro había florecido, diminutas pinceladas blancas sobre hojas moradas, había entrado la primavera.

Se acostó una noche, la luna llena brillaba en lo alto aunque en el horizonte todavía podías ver el sol desvaneciéndose. Era verano, cuando las hogueras arden junto al mar y los demonios salen a pasear.

Se levanto temprano, una lluvia fina golpeaba los cristales, las hojas caidas se amontonaban en la acera como la nostalgia dentro su alma. El dolor creciente dió paso a la angustia como el otoño al invierno, como la nieve blanqueó las calles, como las lágrimas llenaron sus tristes ojos.

El fuego danzando en la chimenea, las sombras reinan durante la noche, el almendro ya no está. ¿qué alma cruel se lo pudo arrebatar?

Gritos que se abren paso a través de la garganta como una lluvia fina cuajada de cristales rotos. Las lágrimas apenas sirven ya, llorar sin llorar, es el dolor más intenso que hayas sentido jamás. Una inmensa sensación de soledad invade su cuerpo cada mañana. El deseo diluido en grandes dosis de angustia. Las esperanzas se han desvanecido ya. El invierno ha invadido su alma y el almendro ya no está.


jueves, 16 de junio de 2011

Piedras

Hacía mucho tiempo que no escuchaba los pájaros cantar, el murmullo del agua brotando de las rocas, un silencio lleno de sonidos que transmiten verdadera paz. La quietud de las montañas, el agua cristalina, los peces, la soledad compartida que ya no es soledad, es compañía. Un gran día lleno de nada que lo llena todo, el vacío completo de uno mismo que se llena con silencios compartidos, con sonrisas...
El placer de pasear por la montaña y alejarse de todo por un día, sentir que el rumor de la cotidianidad se ha quedado en casa con el ruido de la gran ciudad. Sentir que se ha vivido en un día toda la eternidad.

domingo, 22 de mayo de 2011

DOMINGO.



Anochece en Madrid. Poco a poco el bullicio del día se va desvaneciendo. La ciudad se refugia en casa, preparándose para el comienzo de una semana más. Abajo, en la calle, algunos aguantan un rato más.



Las ventanas de los edificios comienzan a iluminarse, siluetas anónimas que se mueven tras las cortinas. Intento imaginar que la calle se queda vacía, entonces salgo a pasear. Camino por aceras desiertas, las luces de farolas comienzan a iluminar la noche, y sin proponérselo marcan una senda que recorro ignorante. Tuerzo a la derecha, no hay mucha luz allí, la amplia avenida ha desembocado en un estrecho callejon, la acera está más limpia, menos residuos sobre ella y, sin embargo, está más gris.



Un gato corre furioso al otro lado de la calle, igual que vino se fue. Mis pasos son más lentos ahora, la calle comienza a subir. Al final de la cuesta, un parque. En el silencio de la noche puedes oir los aspersores regando el césped, el olor a hierba mojada inunda mis pulmones. El crujido de la arena bajo las suelas de los zapatos ... Me siento en un banco, una pequeña ráfaga de aire me hace estremecer durante un segundo, miro hacia arriba, la luna apenas puede verse a través de las nubes que están cubriendo el cielo. Parece que va a llover.



Cierro los ojos, mañana es lunes otra vez.

domingo, 27 de marzo de 2011

Populus vult decipi. Decipiatur

"La gente quiere ser engañada. Engañémosla"

miércoles, 16 de marzo de 2011

¿Hay algo más íntimo que la imaginación?

Ahí está la frasecita, lanzada al aire. Estoy desayunando tranquilamente, los parpados apenas pueden despegarse todavía, pero ahí estoy, disfrutando de un buen libro y de la taza de café que me acompaña cada mañana. Sí, creo que soy adicta a los desayunos. Vale, sí, y al café, pero no hay nadie perfecto ni vida plena sin pequeños vicios.
Como iba diciendo, ahí estaba yo, viajando a través de las páginas del libro que estoy leyendo, cuando de repente me encuentro con esta frase y el viaje se para en seco. ¿Hay algo más íntimo que la imaginación? Hace más de tres horas que terminé de desayunar y todavía sigo dándole vueltas. Porque para mí, esta frase encierra tantas cosas... ¿Acaso hay alguien que pueda traspasar los muros de la imaginación de otra persona si ésta no le abre la puerta? Porque los más profundos pensamientos, los sueños más anhelados, los sentimientos más puros subyacen ahí, en lo más hondo de nuestra imaginación, en aquello que sólo nosotros conocemos y que incluso, a veces, ni siquiera nosotros. Porque la imaginación es libre y más de una vez nos sorprende a nosotros mismos. Dejad que vuele.

¿Hay algo más íntimo que la imaginación?. Página 364 de "Manual de la oscuridad" de Enrique de Hériz.

miércoles, 9 de febrero de 2011

UNA INQUIETANTE SIMETRIA


Punto y final. Así es como acaba este libro de Audrey Niffenegger, con un punto. Durante un par de semanas he estado totalmente inmersa en esta novela y ahora que he llegado a ese temido y a la vez ansiado punto, no puedo cerrar el libro y dejarlo sin más en la estantería.
No sabría describir la fuerza que tiene la historia, la atmósfera que es capaz de recrear... Es un libro que no sólo cuenta lo que, en la contraportada del mismo, describen como "una sugerente y apasionante novela gótica del siglo veintiuno" , sino que a lo largo de todas sus páginas se entrecruzan algunas de las historias de los personajes enterrados en el cementerio victoriano de Highgate en Londres, y la historia misma de este lugar. Todo ello mezclado con la trama principal de la novela, que nos ofrece un ligero guiño a Mary Shelley o a Wilikie Collins.