Un nuevo año comienza y todo el mundo habla de lo acontecido durante el último año, breve resumen de cada instante vivido, y de los planes para los siguientes 365 días.
Parece como si el paso entre la primera campanada de la medianoche y la última dejaran su vida pasada anclada en un remoto puerto y con un nuevo buque se echaran a la mar, empezando desde cero. Buenos propósitos lanzados al aire que como aire se esfuma y se va con el viento. A la mañana siguiente todo permanece intacto, mismas personas mismos hábitos, algún recuerdo borroso quizá aún persistiendo un par de días y, al final, todo sigue igual.
Yo no quiero hacer balance de unos días pasados porque sería injusta con los buenos y malos momentos, porque mi pasado es la mochila que me acompaña en este camino por la vida, porque el futuro es incierto, porque los verdaderos sueños se van forjando cada día y porque a cada instante, los obstaculos o atajos que encontramos en el camino nos desvían continuamente de la ruta trazada en el mapa. O ¿acaso alguien nos puede augurar que pasará mañana?
Parece como si el paso entre la primera campanada de la medianoche y la última dejaran su vida pasada anclada en un remoto puerto y con un nuevo buque se echaran a la mar, empezando desde cero. Buenos propósitos lanzados al aire que como aire se esfuma y se va con el viento. A la mañana siguiente todo permanece intacto, mismas personas mismos hábitos, algún recuerdo borroso quizá aún persistiendo un par de días y, al final, todo sigue igual.
Yo no quiero hacer balance de unos días pasados porque sería injusta con los buenos y malos momentos, porque mi pasado es la mochila que me acompaña en este camino por la vida, porque el futuro es incierto, porque los verdaderos sueños se van forjando cada día y porque a cada instante, los obstaculos o atajos que encontramos en el camino nos desvían continuamente de la ruta trazada en el mapa. O ¿acaso alguien nos puede augurar que pasará mañana?