domingo, 6 de mayo de 2012

La evanescencia de la libélula.



El tiempo se esfuma, se pierde entre los dedos. Segundos en la eternidad, evanescencia de la realidad. Un segundo y ya no estás, ya no queda nada de tí, tan solo un cascarón vacio que ya no te pertenece. Lo que fuistes ya no eres, ni serás. Quizá un recuerdo, una lágrima derramada,  retazos de una vida que ya no existe.  La inmortalidad, inconsciencia de la muerte, vacío y soledad.