miércoles, 12 de octubre de 2011

EPITAFIO Nº 1

"Una sombra caería sobre toda la región; una sombra que crecía y crecía y que oscura y fría se extendía ya sobre la gran ciudad. (...) Los hombres grises recorrían incansables la ciudad. Se les veía y no se les veía (...) cada día eran más" MOMO, Michael Ende.

No quiero volverme gris. Hoy lo he sentido dentro de mí, el vacío absoluto, como el calor que permanece en los asientos durante unos minutos, recordando el cuerpo ausente. Como el fantasma de un miembro amputado. Un vacío que ha crispado mi rostro como el dolor más intenso , el dolor de un sueño perdido.

Hace unas semanas que ese dolor se había hecho patente. Fue como si alguien hubiera apretado un interruptor y entonces, lo sentí. Sentí que ya no era capaz de escribir, que había muerto una parte de mí. La tristeza me poseyó, mi sueño se había desvanecido. Ese día decidí cerrar este blog. Ya no tenía nada más que decir, era incapaz de volver a escribir.

Hoy he vuelto a sentir el "click" del interruptor y he sido consciente de la verdad. No puedo escribir porque he perdido la imaginación. Ya no veo el alma de las cosas. Mis fotos ahora no son más que el reflejo de la carcasa exterior de los objetos. Ya no veo la danza de las hojas caídas, sólo el remolino de las hojas secas movidas por el viento.

Ha venido el hombre de gris y me ha dejado un frío intenso.

Sin embargo, aún mantengo la esperanza. He reconocido la ausencia y al hacerlo algo se ha agitado en mi interior, como una pequeña chispa que me ha revelado que aún existe el color. Espero recuperar mi imaginación, mi sueño, mi ser.

El pequeño vampiro permanece acurrucado en un pequeño rincón, temblando asustado.

Lucharé por devolverle el color.