sábado, 2 de agosto de 2014

Cantos rodados para unas orejas de acero inoxidable


25.06.14. Una gran boca me saca la lengua y a cada momento mi espacio se va reduciendo. Apenas puedo moverme, apenas veo nada a excepción de lo que me muestran las pantallas a ambos lados del escenario, pero el sonido llega a mis oídos limpio, perfectamente nítido. 
Jumping jack flash y la marea humana se hace incontrolable, pero consigo mantener mi posición. Mes y medio después aún mantengo una profunda reflexión acerca de esa noche. 
Desde la cuna he escuchado sus canciones, junto a las de tantos otros, y sin embargo nunca les presté demasiada atención. ¿Quién me iba a decir a mí que iba a pisar un estadio de fútbol para ver a los Rolling Stones? Y sin embargo, han formado parte de mi vida, constituyendo una banda sonora inconsciente  que tan solo ahora comienzo a descubrir. 
Recuerdo a mi padre poniendo discos y contándonos la historia del primer concierto de los "Rolling" en España, allá por el año ´82, cuando yo apenas tenía 3 años. Recuerdo abrir mi libro de "Sociales" de 7º de EGB y ver la misma foto del mítico concierto que tantas y tantas veces había visto en casa. 
Y así llegó el año 1993, cuando Guns and Roses hicieron la versión del Sympathy for the Devil para la BSO de Entrevista con el Vampiro. Siempre me gustó más la versión que la original, perdónenme fans de los Stones, pero es más "cañera"
En mi viaje a través de la música nunca presté demasiada atención a los Rolling Stones, estaban ahí, simplemente. No eran lo suficientemente "duros" para mi pequeña "metal-head". Pero, se han cruzado tantas y tantas veces por mi vida que solo al escuchar las canciones detenidamente para ir al ultimo? concierto con mi padre he sido plenamente consciente de ellas. 
Nunca seré una fan incondicional de sus Satánicas Majestades, pero admito que el concierto mereció la pena, y una vez más mi teoría se confirma: el rock nos mantiene jóvenes.

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